• Universidad de Cornell resalta, en su portal web, las experiencias del sistema de producción de arroz SRI en el mundo, destinando una sección completa a lo realizado en Chile por el INIA Quilamapu en las Regiones del Maule y Ñuble.

El arroz es uno de los cultivos más importantes del mundo, por tratarse de un alimento clave para  la dieta humana.

Es relevante que los productores arroceros mantengan un incremento constante de los rendimientos, a pesar del cambio climático y la falta de agua.

En este aspecto el desarrollo científico y tecnológico agrícola tiene mucho que aportar.

En Chile, es el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) el organismo que ha producido todas las variedades de arroz y que son de consumo habitual, bajo distintas marcas comerciales.

Desde el 2017, el programa de mejoramiento genético de arroz, que lidera la investigadora de INIA Quilamapu, Karla Cordero, ha evaluado y adaptado a las condiciones locales el sistema SRI (System of Rice Intensification o Sistema de Intensificación del Cultivo de Arroz) que apunta a una producción más sustentable, disminuyendo más de un 50 % el uso de agua, 80 % el uso de semillas y también una reducción en agroquímicos.

Según indicó Karla Cordero, los investigadores de Cornell “se interesaron mucho en el trabajo que hemos realizado en colaboración con el IICA-Chile, puesto que ha sido la primera experiencia de la metodología SRI en países de climas templados. El SRI se utiliza en más de 50 países en el mundo, pero todos ellos -en su mayoría asiáticos- han sido de climas tropicales”.  

La especialista agregó que para el programa de arroz de INIA “es una tremenda plataforma de divulgación que nos permitirá ampliar nuestras redes de colaboración y nos dará una visibilidad en el medio arrocero internacional, favoreciendo el desarrollo de futuras investigaciones en sustentabilidad del cultivo del arroz”.

La investigadora explicó que en los últimos años ha existido gran colaboración con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA de Chile e IICA Costa Rica) “el IICA nos apoya a nivel nacional con su especialista en extensión, Fernando Barrera, quien nos ha acompañado en diversas actividades de capacitación con productores y asesores técnicos del rubro. Así mismo Kelly Witkowski, especialista en agricultura y cambio climático, quien nos apoya en el establecimiento de unidades en campo, y en la postulación a proyectos de financiamiento externo, como FONTAGRO, FIC, CORFO, para desarrollar el SRI en Chile”.

Fue esta situación la que captó el interés de científicos de la Universidad de Cornell en Nueva York, quienes desarrollaron una sección en el sitio web de la casa de estudios, para destacar lo que se está realizando en cultivos de arroz del mundo, bajo el sistema de producción SRI.

En esa instancia se destaca el trabajo realizado desde 2017 por la investigadora Karla Cordero, enfatizándose el trabajo de campo y la información generada al respecto.

El Programa de mejoramiento genético de arroz de INIA surgió junto con la creación del Instituto en abril de 1964, fecha desde la cual se han creado 12 variedades.

Hoy la más consumida por los hogares chilenos es la variedad Zafiro-INIA

El sistema SRI presenta importantes impactos en el cultivo sin perder productividad. Destacan la reducción en el uso de semilla (de 160 kg/ha a 40 kg/ha), en la aplicación de agroquímicos (pasándose de 3 aplicaciones de herbicidas a cero) y en el uso de agua en el cultivo (un 50 %).

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades.

Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la población, generando una rentabilidad social que varía entre 15 % y 25 %, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.