Una de las discusiones que ha tensionado al mundo político en los últimos días ha sido la propuesta surgida por la comisión de Normas Transitorias de la Convención Constitucional: de forma preliminar, y aún condicionada a discusión y votación por el pleno, han planteado que la nueva Carta Magna pueda ser modifica, hasta el 2026, con un quórum de 2/3 (dos tercios). A ello se suma también que los senadores electos en las pasadas votaciones terminen su periodo ese año (la mitad del periodo). Sobre esto conversó la mañana de este viernes el presidente de la Cámara Alta, Álvaro Elizalde (Partido Socialista), en ADN hoy.

“Esta es una mala idea porque perjudica la opción del apruebo, toda vez que existan personas que quieren un cambio Constitucional, que son la gran mayoría, pero que puedan tener diferencias con el texto que actualmente se están proponiendo. Toda Constitución es, por naturaleza, una obra humana y por lo tanto, perfectible. Se desincentiva la opción del apruebo a través de esta propuesta y por eso es una mala idea”, aseguró el socialista.

Si bien el presidente del Senado reconoce que existen en la actual Constitución “restricciones que son contrarias a los principios democráticos básicos, particularmente el artículo 19, que declara inconstitucionales  ideas que cualquier país democrático no tendría ningún problema en implementarse y quórums supramayoritarios para la reforma de las leyes”, a su juicio la configuración vía sistema proporcional del Congreso es lo que la investiría de legitimidad.

Respeto la legitimidad de la Convención, tiene un mandato importante que es redactar una nueva Constitución, pero no se puede estar cuestionando la legitimidad del Congreso nacional. En democracia, ¿quién legisla? El Congreso nacional. En síntesis, Chile necesita más democracia, no menos democracia; y el desafío de dejar atrás la Constitución del ’80 es para que tengamos más y mejor democracia”.

Lealtad y miedo

Algunos convencionales han señalado que las resistencias desde la Cámara alta serían señales de cierta lealtad a la actual Carta Magna y que las condiciones para una potencial nueva Constitución serían para proteger el resultado de proceso del mismo órgano redactor. Sobre ello, Elizalde rememora a quien es sindicado como el anterior ideólogo: “Proteger la Constitución, creo que se lo escuché al señor Jaime Guzmán antes”.

No creo que sea un concepto adecuado, porque en democracia se tiene que expresar la diversidad de la sociedad chilena. Cuando hay un Congreso nacional elegido por sistema proporcional, su conformación responde a lo que las ciudadanas y ciudadanos votaron en las urnas. A uno le puede gustar o no la conformación de un Congreso, pero lo que no puede hacer es cuestionar un resultado democrático”, añadió.

Proyectando el escenario más allá aún, y ante la opción del fin del periodo en 2026, el senador Elizalde pregunta: “¿Qué se hace, que no se legisle? Hay un principio básico, fundamental: a quien le corresponde legislar es al Congreso nacional que se eligió, mayoritariamente con posterioridad a la Convención, a través de un sistema nacional. Lo que corresponde es que ese Congreso pueda ejercer las atribuciones que establece la propia Constitución”.

“Quiero que tengamos una Constitución democrática, quiero que el proceso sea exitoso. Necesitamos una Constitución distinta a la impuesta a la fuerza en dictadura, y por tanto no se pueden cometer errores similares. No se puede decir que a la Constitución hay que protegerla, ¿protegerla de quién, del pueblo? ¿De los representantes del pueblo? Esto requiere un cambio sustantivo: necesitamos más democracia, no menos democracia (…) “Cuando dijimos: ‘Constitución nacida en democracia’, era exactamente para que estos temas se debatieran”, concluyó.