Por:  Francisco Cáceres Contreras, kinesiólogo del equipo multidisciplinar del Centro de Atención Temprana UCM.

El 17 de noviembre se conmemoró el “Día Mundial del Niño Prematuro”, pretendiendo concientizar sobre la importancia de los padres y del entorno en el proceso de cuidado y desarrollo de estos niños y niñas que nacieron antes de lo esperado.

La prematuridad es cuando el bebé nace antes de las 37 semanas de gestación, quienes nacieron antes de las 28 semanas de gestación son bebés prematuros extremos, los que nacieron entre las 28 y 32 semanas de gestación se categorizan como muy prematuros, y quienes nacieron entre las 32 y 37 semanas de gestación son prematuros moderados tardíos. Es fundamental recalcar que cuanto más prematuro es el bebé, su desarrollo estará más comprometido y/o afectado, es decir, el poco tiempo que estuvo en gestación dificultará una madurez óptima en todos sus órganos y sistemas, pudiendo generar diversas complicaciones como: el escaso desarrollo de los pulmones, del corazón, del cerebro, del sistema inmunológico y digestivo, entre otros. Entre las causas más frecuentes de un parto prematuro están los embarazos múltiples, las infecciones, enfermedades crónicas de la madre como la diabetes y la hipertensión, y el abuso de sustancias ilícitas.

Según las estadísticas de la OMS, en el mundo la taza de nacimiento de bebés prematuros es del 9,7% lo que equivale a 15.000.000 de nacimientos al año. Latinoamérica se encuentra en cifras similares, teniendo una prevalencia del 8,1% de prematuridad. En nuestro país, Chile, el 8% de todos los nacimientos anuales equivalen a bebés que nacen antes de lo esperado.

La atención temprana es fundamental para favorecer el desarrollo evolutivo del bebé, disminuyendo los factores de riesgo en su crecimiento, optimizando el desarrollo neuroconductual y promoviendo las habilidades que tiene el niño y niña en esta etapa de su primera infancia. La planificación y preparación para el embarazo en los servicios de obstetricia, como asistir a los controles oportunamente, fomentar la alimentación saludable de la madre, no consumir sustancias tóxicas, entre otras, serán fundamentales para el desarrollo embrionario y disminución de los partos prematuros.  Posteriormente, será clave el seguimiento al niño o niña prematuro, a través de los controles de médicos especialistas y profesionales de la salud, para prevenir, pesquisar e intervenir ante una posible situación de riesgo de padecer un rezago o retraso en el desarrollo del niño o niña.

Desde el trabajo interdisciplinar, distintos profesionales acompañarán en los servicios de neonatología, aportando al acompañamiento del niño y su familia en distintas formas, por ejemplo: la psicología ayudará a las familias a fomentar el apego y el vínculo entre madre-hijo; la fonoaudiología  favorecerá la lactancia materna, fortaleciendo la sincronización succión-deglución; la kinesiología promoverá los patrones posturales normales del bebé; la terapia ocupacional protegerá al bebé de las agresiones externas del medio ambientes que son estresantes para su neurodesarrollo; el trabajo social es fundamental la intervención con las familias para brindarles acompañamiento y apoyo en lo social y legal.

El CAT Español UCM los invita a ser parte de la promoción y prevención con el fin de disminuir los factores de riesgo, como por ejemplo promover el cuidado del embarazo y del bebé al nacer, especialmente si es prematuro, sin dejar de lado a la madre y la familia, pues son fundamentales para la protección y el desarrollo armónico del niño o niña.