Gerardo Chandía, director del Magíster en Salud Mental Infanto Juvenil de la
Universidad Católica del Maule.

Cada cierto tiempo los medios de comunicación nos recuerdan la vulnerabilidad a la que
se ven enfrentados los niños, niñas y adolescentes (NNA) en nuestro país, una triste y lamentable
realidad, situación que genera múltiples reacciones en la comunidad, en especial, a través de
redes sociales. Pero al pasar de los días, la noticia pierde repercusión y los niños/as vuelven al
mismo lugar que han tenido por décadas: la invisibilidad.

Chile ratifica en 1990 la Convención de los Derechos del Niño, que lo compromete a ser garante de
dichos derechos en virtud de cuatro principios: la no discriminación, el interés superior del niño, la
supervivencia, desarrollo y protección y la participación en sus decisiones. Actualmente,
podríamos hacer un balance de esa realidad y el diagnóstico es lamentable.

En nuestro país, seguimos discriminando a los niños/as en virtud de su nivel socioeconómico,
género, etnia, lugar de residencia…podríamos seguir de manera interminable. Los seguimos
relegando al último lugar de la fila, sin derecho a participar de sus propias decisiones. En Chile
seguimos maltratando gravemente a los niños y niñas, y las estadísticas de UNICEF así lo
demuestran: el 70% de los NNA han sufrido algún tipo de maltrato.

A nivel de políticas públicas, el panorama no es muy alentador, pareciera que cada cierto tiempo
se hacen diagnósticos de la realidad y todos arrojan los mismos resultados: tenemos un sistema de
protección de la infancia que no funciona, situación ratificada, incluso, por organismos
internacionales como la ONU, pero nos quedamos solo ahí, en diagnósticos.

Una buena noticia, es la creación de la Defensoría de la Niñez cuya misión es “ser la Institución del
Estado que, de manera autónoma, promueva, defienda, observe y dé seguimiento al respeto de
los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes que viven en Chile”; institución que, pese
a su corta trayectoria, ya ha generado mayor visibilización de la situación de los NNA en nuestro
país.

Por otra parte, mucho se habla de la reformulación del SENAME, proyecto que se encuentra en
curso a través de la creación de dos nuevos servicios: Servicio de Protección de la Niñez y Servicio
Nacional de Reinserción Juvenil ¿Es esta la solución? Todo indica que no.

Necesitamos avanzar hacia un Sistema de Garantía de Derechos para la Infancia -proyecto que se
encuentra en tramitación-, que no vele solo por los derechos de la infancia vulnerada, sino de
todos los NNA de Chile y sus familias. Un sistema que sea integral, que involucre de manera
efectiva el compromiso de todos los ministerios ¿Acaso cabe alguna duda sobre ello? El bienestar
de los niños/as depende de todas las carteras: Salud, Educación, Vivienda, Deportes, Culturas y las
Artes, Economía, Trabajo y Previsión Social, Justicia y Derechos Humanos, Medio Ambiente, etc.
Necesitamos un compromiso real por las Infancias y las Adolescencias que habitan en nuestro país,
recién ahí daremos visibilidad y ubicaremos a los niños y niñas en el lugar donde deben estar: al
comienzo de la fila.