Octubre fue un mes de profundas contradicciones de la sociedad chilena. Se hizo patente el contraste entre el deporte que nos une y la política que nos divide. Mientras los primeros reconocen y premian el esfuerzo y el trabajo en equipo, los segundos han acentuado la división y la odiosidad.
Nos unimos para disfrutar y celebrar los Juegos Panamericanos Santiago 2023 mientras en el edificio del ex Congreso se aprobaba una propuesta constitucional que impone una visión unilateral que divide.
Qué bien le haría a la política aprender y asumir valores del espíritu olímpico partiendo por el respeto. Respeto por uno mismo y por los demás, por las reglas y el juego limpio, por la diversidad y la igualdad.
Abrirse a la comprensión mutua y la valoración y amistad en la diversidad. Buscar la excelencia entendiendo que participar y dar lo mejor de uno mismo es tanto o más importante que ganar. Vivir la solidaridad como lo vimos en el gesto de Erika Lasso, la judoca que cargó en su espalda a su lesionada contrincante.
El espíritu olímpico no se limita sólo al deporte. Como se puede observar de estos valores del olimpismo, que son valores universales que se aplican al deporte. A través de los años, millones de personas en todo el mundo han demostrado que se puede. En Chile, hemos visto cómo este espíritu ha calado hondo en la sociedad chilena. La gente anda más contenta, las redes sociales han disminuido su toxicidad y los medios de comunicación han morigerado su cobertura delincuencia-céntrica.
El principal legado del Juegos Panamericanos Santiago 2023 es el estado de ánimo positivo, el sentido de identidad con las y los deportistas, el orgullo de una organización impecable, el esfuerzo y resultados del Team Chile, el compartir con miles de visitantes y las medallas obtenidas independiente de si el oro, plata o bronce; o es de Francisca Crovetto, nacida en Chile o de Santiago Ford que ingresó ilegalmente a Chile caminando por el desierto.
Lamentablemente, la política no se ha impregnado de este espíritu y valores y, una vez más, nos enfrentaremos a votar por una propuesta constitucional que divide y que, al igual que la vez anterior, no es la casa de todos sino la de un sector.
Una vez más desaprovechamos la oportunidad de unir a Chile con una Constitución que sea la Casa Común. Un proyecto que nos permita darle un sentido a nuestra vida y a nuestra chilenidad.
El trabajo continuado y coordinado de tres gobiernos en una política de Estado: Bachelet, Piñera y Boric permitieron el éxito de Santiago 2023 y nos da pie para sueños mayores. Que importante sería que esta voluntad de colaboración se extendiera a otros ámbitos.
Sólo en colaboración se trabaja por el bien común, en contraposición al individualismo en que unos obtienen mayores beneficios en desmedro de los otros.
Marcelo Trivelli
Fundación Semilla