• Irma Carrasco Tapia, académica de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule.

 

El avance del proyecto de 40 horas laborales ha sorteado positivamente su aprobación en el Senado y la Cámara de Diputados; estamos ad portas de la promulgación de la ley, hito relevante en la mejora de las condiciones laborales de trabajadores y trabajadoras en Chile. La ley propone la aplicación gradual de la reducción de la jornada de 45 a 40 horas, en forma paulatina en cinco años, para todos y todas los/as trabajadores/ras reguladas por el código del Trabajo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la Agenda del Trabajo Decente, considera como uno de sus cuatro pilares garantizar los derechos en el trabajo. Evidentemente, la reducción de la jornada laboral contribuye no tan solo a una mejora en los derechos, sino también mejora la calidad de vida, tanto personal como familiar, y fomenta la corresponsabilidad a través de, por ejemplo, las bandas horarias para quienes tienen niños/as menores a su cargo.

Una segunda pregunta que surge es ¿qué ocurrirá si las empresas tienen menos horas promedio de trabajo? Tenemos buenas noticias, ya que en varios países OCDE sólo se trabaja, en promedio, entre 30 y 35 horas semanales, y, aun así, se encuentran entre los que tienen una alta productividad. Algo muy distinto a lo que ocurre en Chile, ya que la relación es inversa: existe mayor número de horas de trabajo y menor promedio de productividad por hora.

Los datos contenidos en el Termómetro Laboral elaborado por el Observatorio Laboral de Sence de la región del Maule, muestran que en la región se trabajan 40,9 horas efectivas. Al distinguir por sexo, se obtiene que los hombres llegan a 43 horas y las mujeres a 39,6 horas en promedio, lo que evidencia, nuevamente, una brecha laboral de género.

La disminución de la jornada laboral es una iniciativa que en nuestra región ya se inició:  el año recién pasado, cinco empresas maulinas se certificaron con el sello 40 horas, siendo pioneras a nivel regional y nacional.

Bien sabido es que las personas somos resistentes al cambio; sin embargo, cuando el resultado del cambio impacta a un alto porcentaje de la población, vale la pena avanzar y asumir los desafíos. Bienvenidas las 40 horas semanales de trabajo.