La suma de 23,4 litros de bebidas azucaradas, 17,5 kilos de pan y 5,1 kilos de dulces en
promedio al mes es lo que, según el último estudio de Elige Vivir Sano, consume una familia de 3,3
miembros. Si bien las cifras no son una sorpresa, no dejan de ser preocupantes para los expertos,
pues este patrón alimenticio va de la mano de diabetes, hipertensión y obesidad.
Esta tendencia en el consumo se ha incrementado en la última década y las campañas de promoción
implementadas no han tenido impacto suficiente para modificar las conductas alimentarias de la
población. A raíz de ello, René Sandoval, académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la
Universidad Católica del Maule (UCM), propone “una política pública generada por un comité de
expertos y que incluya la participación de diferentes ministerios como Salud, Educación, Deporte,
Desarrollo Social y Agricultura”.
Para Sandoval, esta política pública debe materializarse con una “intervención educativa en los
colegios”. ¿Qué implicaría eso? El académico es enfático al decir que “debe incluir a un nutricionista
escolar que sea el encargado de hacer una evaluación nutricional periódica a todo el establecimiento,
pesquisar alteraciones, realizar consulta, control y seguimiento junto a las familias”, afirmó.
“Realizar talleres a toda la comunidad escolar, una programación anual de actividades de promoción
en salud por nivel y, por supuesto, realizar la supervisión del servicio de alimentación escolar que
tienen todos los establecimientos públicos y evaluar a través de encuestas el grado de aceptación a
las preparaciones”, son otras de las acciones que deberían implementar, recomendó el académico de
la Facultad de Ciencias de la Salud de la UCM.
Cambio de hábitos
En esta Radiografía de la Alimentación como fue llamado el estudio de Elige Vivir Sano, también
quedó en evidencia el bajo consumo de alimentos saludables. 4,2 kilos de verdura, 3 kilos de frutas y
212 gramos de legumbres como promedio mensual por persona.
Para Cecilia Olivari, académica de Psicología y experta en psicología de la salud, explicó que “a las
personas les falta conocimiento respecto a las consecuencias de sus hábitos. Cuando se hacen

campañas se presentan las ventajas, lo cual es necesario, pero, por otra parte, se deben dar a conocer
las consecuencias que trae este tipo de comportamiento a mediano y largo plazo”, dijo.
En ese sentido, Olivari agregó que “la persona lo ve alejado en el tiempo o desconoce esas
consecuencias y se cae en la percepción de invulnerabilidad a desarrollar un problema de salud. La
persona se siente saludable hoy y ve que los problemas no llegarán de inmediato y por ello es tan
necesaria la educación en la población”, sostuvo.
Por su parte, René Sandoval considera una buena estrategia “la subvención de alimentos” y pone
como ejemplo la palta que actualmente cuesta entre 5 mil e, incluso, 6 mil pesos el kilo. “Si hay un
programa de estabilización de precios de las bencinas ¿por qué no subvencionar en este periodo un
producto tan saludable como la palta a familias de los quintiles más bajos?” y agregó que “es muy
relevante que en la redacción de la nueva constitución participen profesionales de la salud,
estudiantes, académicos para que se debatan estos temas junto a profesionales de la economía y se
trabaje en conjunto para mejorar los indicadores en salud”, acotó el experto.