*A pesar de la “facilidad” aparente de desarrollar las funciones desde casa, en la práctica está generando stress y cansancio entre quienes están bajo esta modalidad
El Covid-19 vino a alterar la rutina de las personas en muchos aspectos de la vida, entre ellos, la forma en cómo se desarrollan las actividades laborales de miles de trabajadores.
Estos efectos colaterales se han visto reflejados en la vida familiar, donde el teletrabajo y las clases online o teledirigidas, nos han puesto de cara a un escenario jamás pensado, frente al cual es necesario adaptarse.
El Dr. Daniel Jiménez, psiquiatra y docente de la Facultad de Medicina UCM, planteó que “trabajar desde la casa implica un cambio de rutina y en ese sentido involucra un esfuerzo de adaptación, poner en juego todas las herramientas que uno tiene para poder adecuarse a esta nueva situación, manejar distintas formas de hacer las cosas, distintos protocolos”, explicó.
“No es fácil la adecuación. El teletrabajo es permitido a un determinado sector de profesionales y técnicos de las instituciones y empresas más grande. Pero estamos olvidando, los trabajadores de temporada, los pequeños negocios o empleos informales, que en esta crisis global ven el lado más crudo de la fragilidad de nuestro sistema económico”, comentó el Director de la Escuela de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, Dr. Marcelo Pinochet.
Invasión de un espacio íntimo
El hogar supone un espacio de abrigo y protección que, por estos días se ve amenazado ante la disposición de nuestra vida material para enfrentar la crisis.
Hay varios aspectos que se pueden ver afectados, el control del ambiente, la aparición de los niños, se va alterando la motivación de funcionar, puede haber una sensación de mayor exposición, de exponerse en su privacidad, entre otros.
“En estos días se agudizan las desigualdades de género, debiendo la mujer responder paralelamente a las tareas del hogar, el apoyo a los hijos en edad escolar y la conexión vía teletrabajo, por ejemplo. Este panorama se extiende de manera similar en todos los estratos sociales, sobre todo los más altos, donde las tareas domésticas han sido externalizadas a personas que hoy no pueden acudir a su lugar de trabajo”, destacó el Dr. Pinochet.
En este sentido, trabajar desde la casa implica tener interacciones en horarios que no son los habituales, lo que puede generar mayor roce y conflictos en las relaciones interpersonales, por lo que “hay que poner un especial énfasis en las situaciones potenciales de violencia intrafamiliar”, recalcó el Dr. Jiménez.
En estos días nadie puede pensar en otra cosa, la sobre información es otro factor que hay que cuidar cuando se trabaja desde casa, es posible “estar conectado permanentemente con las noticias y con lo que está pasando, en general la información que llega no es muy alentadora y en ese sentido contribuye a aumentar la ansiedad”, enfatizó el psiquiatra.
“En esta etapa de la evolución de la crisis, es audaz establecer conclusiones o anticipar el efecto que todo esto puede tener en términos de la cultura, la política o la seguridad social. Sin embargo, lo que no podemos descuidar es el imperativo ético de la solidaridad social en las decisiones del Estado, pero también del empresario”, reflexionó el galeno.