Un informe elaborado por la Academia Americana de Oftalmología demostró que algunos pacientes contagiados tener una inflamación después de los primeros síntomas o como el inicial.
A 1 mes de la llegada del coronavirus a nuestro país, ya somos capaces de identificar de memoria los síntomas más comunes de la enfermedad, tales como fiebre, tos, dolor de garganta, cefalea e incluso dificultades respiratorias.
Sin embargo, nuevas investigaciones que han permitido conocer más sobre el virus han informado sobre efectos como la pérdida del olfato.
Y una nueva señal ha alertado a los especialistas de la Academia Americana de Oftalmología, quienes lograron demostrar que algunos de los contagiados tuvieron conjuntivitis, la mayoría después de la aparición de los primeros síntomas y otros como el primero de ellos.
Frente a estos casos, como detalla LUN, la entidad emitió un comunicado a los oftalmólogos norteamericanos que, en caso de recibir pacientes con conjuntivitis y tos, protegieran su nariz, boca y ojos.
Los síntomas que han sido asociados a la conjuntivitis, y que han sido reportado en pacientes con COVID-19 son la visión borrosa y ojos rojos.
Mauricio Ruiz, médico broncopulmonar y que atiende a pacientes con COVID-19, fue consultado por el medio nacional sobre la relación entre la enfermedad y este nuevo indicio.
El profesional aclara que la aparición de la conjuntivitis como síntoma puede resultar útil para orientar un diagnóstico, pero la última palabra la tendrá siempre la prueba de laboratorio.
«El COVID-19 no se puede diagnosticar en base a los síntomas, porque sus síntomas son muy comunes a las enfermedades virales. La única manera de comprobarlo es, por ejemplo, una imagen radiológica bastante sugerente de coronavirus. Los síntomas son orientativos, no suficientes por sí mismos», advierte Ruiz.
La conjuntivitis esla inflamación de la conjuntivia, una delgada membrana que recubre el área blanca de los ojos y la parte interna del párpado.
Existe la del tipo viral, como la que produce el coronavirus, que presenta ojos rojos, ardor, lagrimeo y picazón.
Y labacteriana, que deja una secreción amarillenta y pegajosa, que en abundancia, provoca que los párpados se peguen al despertar.